Enfermedades gastrointestinales ~ Alta gastronomia

Enfermedades gastrointestinales

Enfermedad gastrointestinal
Se les llama enfermedad gastrointestinal a todas aquellas enfermedades que dañan el sistema digestivo. A los especialistas en tratar estos tipos de enfermedades se les llama gastroenterólogos.
La Gastroenterología, es la especialidad médica que estudia el sistema digestivo humano y las enfermedades que le pueden afectar en su desarrollo normal. Los especialistas en ese campo, llamados gastroenterólogos, estudian y tratan trastornos del esófago, el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso, el colon, entre otros órganos de nuestro cuerpo que forman parte de este sistema. A este grupo de órganos, se le conoce como tracto gastrointestinal, así como del hígado, la vesícula biliar y otros órganos implicados en la digestión.
Entre las dolencias más comunes que los médicos deben tratar se encuentran las enfermedades del estómago, el órgano que recibe, almacena y digiere parcialmente la comida después que se le conoce como bolo alimenticio en los primeros estadios de la digestión humana.
 Clasificación de las Enfermedades gastrointestinales:
Existen distintas enfermedades gastrointestinales, ocasionadas por distintos factores los principales es alimentación y ritmo de vida, así como también algunos factores psicológicos.
Enfermedades Gastrointestinales.


Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE)
Es una patología que se produce cuando el reflujo de los jugos gástricos asciende desde el estómago hasta el esófago produciendo síntomas molestos al paciente. Así, la ERGE representa un riesgo de complicaciones orgánicas y/o una disminución de la calidad de vida del paciente.

Causas:
La más frecuente de una enfermedad por reflujo gastroesofágico es la disfunción del músculo o esfínter esofágico inferior. Los síntomas del reflujo son los más comunes entre las enfermedades estomacales e intestinales. Aproximadamente, un 7,7% de la población de los países industrializados sufre los síntomas de reflujos gastroesofágicos varias veces por semana. La enfermedad por reflujo gastroesofágico se produce con frecuencia entre la población adulta. Así, el porcentaje de afectados es de 1-2 de cada 10 personas. En los niños también tiene una alta incidencia, especialmente en el periodo neonatal, en el que los bebés con reflujo suelen mostrarse irritables y tener una insuficiente ganancia de peso. Durante los primeros meses de vida, el reflujo puede estar causado por la inmadurez del sistema digestivo del niño o por otras causas como la exposición a agentes tóxicos presentes en su entorno, como el tabaco
Consecuencias:
Los afectados sienten ardor de estómago, sobre todo, después de haber ingerido comidas copiosas, que se recrudece cuando están tumbados. Otro síntoma común son los dolores inespecíficos localizados en el epigastrio. Esta alteración puede evolucionar hacia una esofagitis (reflujo-esofagitis o enfermedad de reflujo erosivo), en un 40% de los casos.
Una gastroesofagitis continua, originada por la enfermedad por reflujo gastroesofágico, aumenta el riesgo de desarrollar un tumor maligno. La enfermedad por reflujo gastroesofágico también puede afectar a las vías respiratorias dando lugar a tos crónica, asma o laringitis.
Prevención:
La pHmetría de 24 horas puede servir para diagnosticar una ERGE. El objetivo de esta prueba diagnóstica es medir de forma continua el contenido de ácido (valor pH) del esófago inferior durante 24 horas para detectar el reflujo del contenido del estómago.
Tratamiento:
Para tratar una enfermedad por reflujo gastroesofágico lo más importante es cambiar los hábitos de vida para controlar la formación de los ácidos gástricos. Simples gestos como, por ejemplo, llevar una alimentación saludable o controlar la ingesta de medicamentos son muy recomendables para controlar la secreción de jugos gástricos. El pronóstico de recuperación suele ser bueno.
En caso de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) existen determinadas situaciones que reclaman una intervención quirúrgica porque los tratamientos médicos no son suficientes. Esto ocurre cuando, por ejemplo, hace falta aumentar la medicación periódicamente porque no se consigue controlar la secreción de jugos gástricos o por determinadas situaciones patológicas como esófago de Barrett, úlceras, estenosis, determinadas enfermedades respiratorias, esofagitis grado I-II con esfínter gastroesofágico incompetente y test de reflujo (+) o hernia hiatal verdadera.
Dieta e alimentación:
Dieta variada y equilibrada, con un contenido alto de fruta, verdura y fibra vegetal de cereales y legumbres.

Distribuir la ingesta total del día en 5 tomas, mejor que 3, para evitar picar entre horas. Comer lentamente y masticar bien los alimentos.
Evita el café, tanto con cafeína como descafeinado, ya que aumenta la acidez del estómago y es un alimento excitante. En su lugar se recomienda infusiones como; Manzanilla, anís verde, melisa, naranjo amargo o azahar, tomillo, hierba luisa o lúpulo.
Evita las comidas y las bebidas que favorecen la relajación del EEI como las grasas (especialmente fritos), pimienta y especias, chocolate, alcohol, bebidas con gas, café, frutos cítricos, tomate y productos mentolados.
Evita el consumo de alimentos que irriten la superficie del esófago como ciertos condimentos (vinagre pimienta, pimentón, guindilla…) y alimentos ácidos (tomate, frutas o zumos cítricos)
Evita comidas copiosas y alimentos ricos en grasa. Son difíciles de digerir y retrasan el vaciado gástrico y aumentan la inflamación de la mucosa gástrica como las salsas y los guisos.
Evita el consumo de carminativos (ajo, elhinojo, la menta, la albahaca, el cilantro, la cebolla, la zanahoria, la nuez moscada o la salvia).
Aumentar la ingesta de ácidos ω–3 y ω-6 por su acción antiinflamatoria.
Otros consejos:
Cenar mínimo 2- 3 horas antes de ir a dormir. Elevar la cabecera de la cama unos 10 cm para conseguir una inclinación mínima de todo el tronco que evite aumentar el riesgo de reflujo.
No utilizar ropa ajustada, principalmente después de las comidas.
No tumbarse justo al acabar de comer.
No fumar
Si identificas que una de las causas puede ser el estrés por nerviosismo, intenta mejorar actitudes, pensamientos o realizar alguna terapia relajantes (yoga, meditación, plantas relajantes).
Evita cocciones que irritan la mucosa del aparato digestivo como las planchas, los fritos. Da preferencia a cocciones como al vapor, hervido, al papillote, microondas o al horno.
Evita el consumo de alimentos que tengan temperaturas extremas, ni muy fríos ni muy calientes, debido a su efecto irritante sobre la mucosa del esófago.

Consumir los líquidos entre las comidas y no durante las mismas para evitar aumentar el volumen del estómago.
Perder peso en caso de presentar sobrepeso u obesidad.
El estreñimiento
Se caracteriza por una defecación infrecuente, menos de tres veces por semana, y con deposiciones duras que solo permiten una evacuación con dificultad y, en ocasiones, con dolor. El estreñimiento es uno de los trastornos gastrointestinales más frecuentes. Afecta especialmente a mujeres, sobre todo disenterico durante el embarazo.
Causas:
Suele aparecer por una alimentación incorrecta o como efecto secundario de determinados tratamientos con medicamentos. También otros factores como la alteración de las rutinas diarias, en viajes o en casos de trabajadores a turnos por ejemplo, o el estrés pueden dificultar la evacuación. Algunos factores que aumentan el riesgo de estreñimiento son la edad (mayor incidencia en adultos mayores de 65 años), la depresión, el sedentarismo, una baja ingesta calórica o de líquidos y algunos medicamentos. Los pacientes encamados, con demencia o enfermedades neurológicas también pueden verse afectados en mayor medida por este problema. Además, existe una mayor incidencia de estreñimiento en las mujeres que en los hombres, especialmente en el caso de las embarazadas.
Consecuencias:
Una sensación de evacuación incompleta constante. En raros casos, el recto está casi completamente bloqueado y solo puede vaciarse utilizando los dedos. En ocasiones, el estreñimiento es un síntoma de otra enfermedad como en casos de cáncer de colon, síndrome de intestino irritable, hipotiroidismo o enfermedades mentales y del sistema nervioso. Si no puede hallarse ninguna causa, se habla de estreñimiento funcional
Prevención:
Hacer ejercicio físico moderado diariamente, llevar una dieta rica en fibra, por ejemplo con la ingesta habitual de cereales integrales, salvado de trigo o frutas y verduras ricas en fibra, así como acompañar la dieta de una buena hidratación, pueden ayudar a prevenir el estreñimiento.
Tratamiento:
Dependerá de las causas y de las molestias y puede incluir cambios en el estilo de vida, medicación con fármacos, laxantes suaves o ablandadores de heces, biorretroalimentación y en algunos casos graves cirugía.

Dieta e alimentación:
En primer lugar hay que conseguir aumentar el volumen y el peso de las heces a través del consumo de:
Fibra:
Llegar a las recomendaciones de consumo de fruta y verdura al día (3 raciones de fruta y 2 de verdura). Si se ingieren con piel aumenta su cantidad de fibra.
Consumir cereales integrales, es decir, de grano entero. Pueden ser en forma de pan, pasta o arroz.
Líquidos:
Agua
Infusiones
Zumos de fruta
Caldos
En segundo lugar la ingesta de grasas también debe ser la adecuada. Es muy común encontrar personas que sufren estreñimiento cuando empiezan una dieta de adelgazamiento. Esto es debido a la restricción de las grasas (sobre todo del aceite) que llevan a cabo. El aceite de oliva realiza una función de lubricante intestinal favoreciendo el tránsito. Tomar una cucharada sopera de aceite de oliva virgen en ayunas es un truquito que funciona muy bien.
En tercer lugar hay que conseguir aumentar el peristaltismo (los movimientos naturales del intestino). Es de gran ayuda:
Tomar un vaso de agua templada o bebida caliente en ayunas.
Hacerse auto masajes abdominales siguiendo la forma del intestino. Ver el dibujo: colon ascendiente, colon transverso, colon descendiente.
En cuarto lugar ingerir alimentos que potencien la secreción de bilis. El hígado segrega bilis para ayudar a realizar la digestión en el intestino y ésta tiene un gran efecto laxante. Los alimentos que ayudan a conseguirlo son:
Las grasas. Se aconsejan entre 2 y 3 cucharadas al día de aceite de oliva (incluidas las de las preparaciones culinarias) por su acción lubricante a nivel intestinal. Sin embargo, la presencia de otros tipos de grasas como las saturadas y en especial la hidrogenada, no

está recomendada por su relación con malas digestiones y enfermedades como las cardiovasculares, la diabetes, etc.
Las alcachofas, la escarola, la endivia y la berenjena.
La naranja (sobre todo en zumo).
En quinto lugar se debe favorecer una flora intestinal sana y fuerte. La flora intestinal facilita una correcta absorción de los nutrientes en el intestino y normaliza el tránsito. Los alimentos que la fortalecen son los probióticos. Se consideran probióticos los alimentos que contienen bacterias lácteas vivas que son beneficiosas para el organismo, como por ejemplo el yogur y algunos quesos frescos.
Por otro lado es importante vigilar no hacer un consumo excesivo de:
Alimentos con un efecto irritativo del intestino que producen un efecto laxante no deseado: café, tabaco.
Alimentos astringentes, que estriñen: arroz, té.
Alimentos a evitar en caso de estreñimiento
Sobre todo deben evitarse los quesos más secos y los farináceos no integrales como arroz, pasta o pan blanco. También debe evitarse el membrillo y el té por la presencia de taninos que son astringentes. En general, el uso de estos alimentos, tiene que ser más bien ocasional (máximo 2-3 veces por semana)
Se puede reemplazar el plátano para las frutas recomendadas y consumir la manzana con piel
Debe evitarse el alcohol que deshidrata las mucosas y las comidas con demasiadas grasas o fritas que pueden provocar digestiones pesadas.
Practicar actividad física resulta muy positivo en este sentido ya que ayuda a fortalecer los músculos de la pared abdominal que intervienen en la expulsión de las heces.
Menú para una persona con estreñimiento
Para el desayuno lo más recomendable es la fruta, algo de verdura o algún alimento con fibra, puede ser pan integral con algún queso blando con un jugo de fruta.
LUNES
ALMUERZO CENA
- Lentejas estofadas con puerro y zanahoria - Bacalao al ajoarriero - Ensalada de lechuga y
- Sopa castellana con jamón serrano - Revuelto de patatas, champiñón y espárragos

tomate - Pan integral y fruta
- Pan integral y yogur MARTES
ALMUERZO
CENA - Judías verdes salteadas con ajo - Ternera encebollada con patatas y zanahorias - Pan integral y fruta - Cogollos aliñados con pimiento morrón - Croquetas caseras de pescado - Arroz integral salteado - Pan integral y fruta
MIÉRCOLES
ALMUERZO CENA
- Macarrones integrales con salsa de tomate - Pez espada a la plancha - Ensalada de col lombarda, tomate y maíz - Pan integral y fruta
- Sopa de fideos con picatostes - Tortilla de espinacas y queso - Zanahoria aliñada - Pan integral y fruta JUEVES
ALMUERZO
CENA - Cocido de garbanzos - Filete de pavo a la plancha - Pipirrana (pepino, pimiento y cebolla) - Pan integral y fruta - Pisto manchego - Dorada al horno - Patatas panaderas - Pan integral y fruta
VIERNES
ALMUERZO CENA
- Ensalada de lechuga, champiñón, cebolla y piña - Patatas guisadas con choco - Pan integral y yogur
- Crema de calabaza - Hamburguesa de pollo plancha - Espaguetis integrales con ajo y perejil - Pan integral y fruta SÁBADO
ALMUERZO
CENA - Sopa de verduras - Salmón a la plancha - Puré de patata y zanahoria - Pan integral y fruta - Picadillo de tomate, pimiento, cebolla y atún - Tortilla de patatas - Pan integral y fruta
DOMINGO
ALMUERZO CENA
- Ensalada de espinacas, tomate y queso fresco - Arroz integral en paella con pollo - Pan integral y fruta
- Purrusalda (patatas y puerros) - Merluza en salsa verde - Pan y fruta

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La gastritis
Es una patología muy común, que se define como una inflamación de la mucosa gástrica. Se distingue una forma crónica y una forma aguda que puede cursar con o sin síntomas y cuya diferencia fundamental es el tiempo de duración del trastorno.
Causas:
Las gastritis se producen con mayor frecuencia en pacientes con edades avanzadas.Las causas pueden ser muy variadas.
Una gastritis aguda puede estar relacionada con, por ejemplo, una ingesta demasiado frecuente de fármacos analgésicos o antiinflamatorios, fumar, un excesivo consumo de alcohol o intoxicaciones alimentarias: en estos casos, un veneno determinado llega a las células del estómago y las daña. Sin embargo, también el estrés, tanto psicológico crónico como situaciones agudas de estrés orgánico, como sufrir un shock pueden desencadenar en una gastritis.
La causa más común, con diferencia, de una gastritis crónica es una infección por la bacteria Helicobacter pylori (gastritis crónica del tipo B: alrededor del 85% de todas las gastritis crónicas). La mucosa gástrica también se puede inflamar de forma crónica por determinados fármacos o por el reflujo biliar del duodeno al estómago (gastritis crónica del tipo C o reactiva: alrededor del 10%). En raras ocasiones, la gastritis crónica tiene como causa un proceso autoinmune, en el que el sistema inmunitario produce anticuerpos contra el propio tejido corporal (gastritis crónica del tipo A: alrededor del 5%).
Hay que distinguir una gastritis de una gastropatía. En esta última hay un daño de la mucosa, ya sea por alcohol, un alimento, entre otros, con la conveniente regeneración posterior sin apenas reacción inflamatoria histológica. Es cuando existe esta inflamación histológica cuando podemos hablar de gastritis.
Consecuencias:
Las gastritis agudas se presentan de forma repentina y pueden causar síntomas tales como falta de apetito, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Las gastritis crónicas a menudo no presentan ningún síntoma. Las posibles complicaciones severas de las gastritis son daños graves en la mucosa (úlceras), hemorragias gástricas y perforaciones estomacales. Estos casos requieren una atención médica inmediata.

Prevención:
Evitar la mala alimentación y el consumo de sustancias nocivas.
Tratamiento:
Depende del tipo y severidad de la inflamación: las medidas utilizadas van desde una dieta personalizada (es decir, no ingerir alimentos ni bebidas que puedan irritar al estómago y no ser bien toleradas), hasta evitar los factores etiológicos, pasando por la toma de medicamentos. Las gastritis agudas suelen resolverse rápidamente Por lo general, llevar un estilo de vida que cuide a la mucosa del estómago ayuda a aliviar las molestias de esta patología.
Dieta e alimentación:
Los alimentos ricos en grasas sientan, literalmente, como una piedra en el estómago y pueden provocar irritación y ardor de estómago. Es recomendable comer menos grasa y mantener una buena alimentación.
Evitar el consumo de alcohol durante un tiempo.
La nicotina también irrita el estómago.
Determinados medicamentos (por ejemplo, el ácido acetilsalicílico o el ibuprofeno) pueden dañar la mucosa gástrica. Toma medicamentos solo cuando sea necesario.
Las especias picantes, como el curry, la pimienta o el chili, proporcionan a la comida un sabor especial, aunque las personas sensibles suelen sufrir dolor de estómago.
El médico puede prescribir un tratamiento con medicamentos para evitar el ardor de estómago como, por ejemplo, los antiácidos que inhiban la producción de ácido gástrico.
Comer varias raciones pequeñas repartidas durante el día es más digestivo que hacer pocas comidas, pero copiosas.
Los alimentos flatulentos e indigestos, como la col, las judías o el repollo, son poco recomendables si se tienen problemas de estómago.
No todos los estómagos toleran el café y sus derivados. Por este motivo, es importante consumirlos con moderación.
Las infusiones casi siempre sientan bien. La manzanilla y las infusiones con regaliz son especialmente beneficiosas para el estómago.

Menú para gastritis
Comidas
Día 1
Día 2
Día 3 Desayuno Jugo de sandía + 2 rebanadas de pan con requesón light 1 taza de café descafeinado + 2 huevos revueltos con 1 reb de queso blanco + 1 taza de papaya en cubos 2 huevos revueltos con 1 rebanada de pan + 1 manzana cocida
Merienda de la mañana
1 manzana cocida + 5 uds de almendras
1 banana mediana triturada
1 pera cocida Almuerzo/ Cena 4 cucharadas de arroz + 1 pechuga de pollo en tiras + 1 taza de zanahoria y ejote cocido + 1 cdta de aceite de oliva 1 rueda de pescado asado al horno con papa, tomate, cebolla y un poco de aceite de oliva 1 pechuga de pavo + 1/2 taza de puré de papa natural + 1/2 taza de calabacín, cebolla, zanahoria y berenjenas cocidas salteadas en un poco de aceite de oliva
Merienda de la tarde
Yogurt natural + 1 cucharadita de miel + 1/2 banana en rodajas
Batido de papaya con leche descremada + 1 paquete de galleta de soda
Café descafeinado + 1 rebanada de pan con requesón light y un huevo cocido
cuadro 2 gastritis
Síndrome del intestino irritable (SII)
Es una enfermedad muy frecuente del aparato digestivo. Comprende una serie de molestias recurrentes que se manifiestan de forma similar durante mucho tiempo; dolor abdominal, junto con diarreas y estreñimiento.

Causas:
Hasta ahora se desconocen las causas exactas del síndrome del intestino irritable, pero se conoce que se intensifican por factores psíquicos, como el estrés o algunos conflictos personales y mala alimentación.
Consecuencias:
Malestar estomacal, dolores abdominales, diarreas que pueden mezclarse muchas veces con otras enfermedades gastrointestinales.
Prevención:
Llevar una alimentación sana y equilibrada y poniendo en práctica técnicas de relajación, se suelen aliviar los diferentes síntomas, de forma que la irritabilidad intestinal se hace mucho más leve.
Así, la alimentación juega un papel fundamental en el síndrome del intestino irritable. A menudo el problema mejora al cambiar de alimentación. No se recomienda una dieta especial. Es mejor llevar una dieta variada, sana y equilibrada con un alto aporte de fibra y rica en líquidos.
Tratamiento:
Depende, generalmente, de las molestias individuales y no existe un tratamiento específico que elimine las causas.
Como los síntomas de un Síndrome de Intestino Irritable (SII) son habituales en muchas otras enfermedades, es difícil establecer un consenso sobre los síntomas o combinación de síntomas predictivos para el diagnóstico de este trastorno intestinal. Los pacientes con intestino irritable a menudo sospechan que la irritabilidad intestinal esconde una enfermedad grave. Pero, a pesar de que las molestias de esta patología son muy incómodas y afectan a la calidad de vida del paciente, no revisten gravedad.
Dieta e alimentación:
Lo más recomendable es aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra que incluya pan integral, frutas con piel y verduras. Se pueden usar suplementos de salvado de trigo (4 a 8 cucharadas al día), mezclados con líquidos o alimentos, para este fin. También los alimentos ricos en cultivos de microorganismos, es decir, los pros bióticos, pueden ayudar a combatir algunas molestias del SII
La enfermedad celíaca
También denominada celiaquía, es una intolerancia permanente del organismo al gluten, que provoca una reacción inmunológica en el intestino, provocando daño severo en el intestino, su inflamación crónica y la desaparición de microvellosidades intestinales. El

gluten es una proteína que está presente en el grano del centeno, el trigo, la cebada, el kamut, el triticale y la espelta.
Causas:
Se sospecha que se trata de una alteración genética, que provoca una reacción inmunológica, en la que el gluten desencadena, como alérgeno, una reacción de antígeno anticuerpo. Como resultado, la membrana de la mucosa del intestino delgado sufre un proceso de destrucción continuo por la ingestión de alimentos con gluten.
Además, los expertos sopesan la existencia de algún defecto enzimático en la mucosa del intestino delgado como posible causa de la celiaquía. También influyen los factores ambientales. Actualmente crece la certeza de que la enfermedad celíaca es un trastorno de origen inmunológico. Debido a la predisposición genética que presenta la enfermedad celíaca, aparece con mayor frecuencia entre los familiares de los afectados y también es más prevalente entre las mujeres que entre los hombres.
Consecuencias:
Provoca síntomas como diarrea, dolor abdominal, vientre hinchado, sensación de saciedad, náuseas, hasta deficiencias de nutrientes como vitaminas y proteínas, dolor de cabeza, cansancio y pérdida de peso. La enfermedad celíaca provoca un trastorno de la función normal del intestino, especialmente en el comienzo de la infancia, y puede provocar deficiencias nutricionales y, por lo tanto, trastornos del crecimiento y del desarrollo
Prevención:
La enfermedad celíaca en sí no se puede prevenir ni curar. Solo una alimentación estricta sin gluten durante toda la vida pueden evitar los síntomas de esta patología.
Tratamiento
El tratamiento consiste en retirar estrictamente de la dieta durante toda la vida los alimentos que contengan gluten (cereales, pan, pasteles, pastas, harinas con gluten). Alimentos permitidos son el maíz, el arroz, el sorgo, la soja y la avena pura en cantidades controladas. Con una dieta estricta libre de gluten se regenera la mucosa intestinal y los síntomas desaparecen en cuestión de días o semanas. Cuando se producen trasgresiones en la dieta, las molestias reaparecen de forma muy rápida
Están también las enfermedades ocasionadas por bacterias al momento de alimentarnos, entre estas tenemos:

Salmonelosis:
Es una forma de gastroenteritis causada por consumir alimentos contaminados por bacterias de salmonellas (salmonella enteritis) que da lugar a dolor abdominal, vómitos, fiebre, y diarrea. Se caracteriza por un período de incubación de 6 a 48 horas. Habitualmente los síntomas duran de 4 a 7 días.
Las salmonellas son bacterias que se dan, sobre todo, en los animales. Pero también pueden extenderse a las personas. Existen muchas clases de salmonellas que producen enfermedades en los seres humanos. Además de la salmonelosis producida por salmonellas, también denominada salmonella enteritis, en la cual la infección se limita al tracto intestinal (del latín enteritis, inflamación del intestino), las salmonellas son también las responsables de infecciones graves generales como el tifus y el paratifus. En el caso de estas dos últimas enfermedades se trata de salmonella en el más amplio sentido de la palabra (enfermedades producidas por bacterias de salmonella). Generalmente se denomina salmonella a la forma de la enfermedad que produce enteritis, es decir la denominada salmonella enteritis. En todos los casos de salmonella, es obligatorio notificarlo a las autoridades.
El diagnóstico de una salmonella se realiza con la prueba del patógeno causante. Para ello, se realizan análisis de las heces, frotis rectales y análisis del vómito.
Ilustración 3 bacteria salmonella
Causas:
La salmonella puede producirse por una infección individualizada o frecuente (por ejemplo, en la familia) pero también convertirse en un brote colectivo. A menudo, los jardines de infancia y las residencias de la tercera edad sufren en pleno un ataque de

salmonella enteritis. La causa suele ser por intoxicación alimentaria originada por una falta de higiene o una preparación errónea del alimento. Los síntomas característicos de una infección gastrointestinal provocada por una salmonella son diarrea, dolor de estómago, vómitos, fiebre y dolor de cabeza.
Prevención:
Para prevenir la salmonelosis es importante cuidar la preparación de las comidas, la refrigeración de los alimentos y el lavado adecuado de las manos.
La salmonella se puede evitar principalmente atendiendo a estas dos cosas: la higiene y una correcta preparación de los alimentos. Para mitigar el peligro de contagio que va unido a la salmonella, es muy importante lavarse bien las manos después de ir al baño. A la hora de comprar alimentos, es recomendable comprobar que la cadena de frío y la fecha de caducidad son correctas y al cocinar productos de carne de ave, huevos o productos lácteos hay que hervirlos siempre bien (atención: solo eliminará las bacterias de la salmonella con una temperatura que alcance más de 70º C y dejándolos hervir al menos diez minutos).
Tratamiento:
El tratamiento de una infección por salmonella se dirige, principalmente, a restablecer el líquido y los minerales perdidos durante la enfermedad y solo en casos graves se recetan antibióticos.
El cólera
Es una enfermedad diarreica desencadenada por la bacteria Vibrio cholerae, que si no se trata puede causar la muerte del paciente. El contagio de las bacterias ocurre principalmente a través de agua potable contaminada con materia fecal.


Causas:
La bacteria del cólera Vibrio cholerae forma un veneno (exotoxina) que puede conducir a una pérdida masiva de líquido en el intestino de hasta 20 litros al día
Consecuencias:
Diarrea acuosa indolora, náuseas y eventualmente vómitos. La gran pérdida de líquido y electrolitos conduce a fuertes calambres musculares, una alteración del metabolismo que puede llegar a causar conmoción. Si no se trata, puede haber un colapso circulatorio y un fallo de los riñones que puede resultar mortal.
Prevención:
La prevención más importante del cólera en los viajes es pensar siempre en la higiene alimentaria (por ejemplo, usar solamente agua potable filtrada).
Tratamiento:
Es la sustitución lo más urgente posible de fluidos y electrolitos. Para ello hay disponibles bebidas con soluciones y sobre todo infusiones. Si se trata correctamente la tasa de mortalidad es del 1%.
La gastroenteritis
Es una inflamación del tracto intestinal (estómago e intestino) que suele cursar con diarrea y vómitos. Suele estar provocada por una infección, la ingesta de un alimento en mal estado o incluso por el estrés. Es un problema muy común que afecta especialmente durante la infancia.
Causas:
Normalmente, la causa de la infección gastrointestinal son norovirus en los adultos y rotavirus en los niños. Se transmite casi siempre mediante una infección por contacto: los agentes patógenos llegan a los objetos y superficies desde las deposiciones y los vómitos del enfermo. Desde allí, en caso de falta de higiene, los patógenos pueden llegar hasta la boca de otra persona a través de las manos y, por consiguiente, también hasta su estómago y su intestino, lo que daría lugar al contagio. Los médicos denominan a esta forma de contagio como transmisión fecal-oral. Debido principalmente a las malas condiciones higiénicas, como sucede en los países en vías de desarrollo, los agentes patógenos de las gastroenteritis también se suelen transmitir por el agua potable o los alimentos contaminados por los gérmenes o sus toxinas.
Enfermedades Gastrointestinales.
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Consecuencias:
Las molestias de una gastroenteritis varían según el patógeno y pueden ser leves o muy intensas. La diarrea puede contener sangre y moco. Típicamente se produce:
• Diarrea
• Náuseas
• Vómitos
• Dolor abdominal
Tratamiento:
Se limita a reponer los líquidos, electrolitos y nutrientes perdidos con la diarrea. Es importante beber mucho, sobre todo agua mineral, limonada alcalina o infusiones de hierbas sin azúcar. En el caso de la gastroenteritis de origen bacteriano, los pacientes, a veces, tienen que tomar medicamentos específicos contra los patógenos, es decir, antibióticos.
• En la mayoría de casos la infección gastrointestinal se supera en unos pocos días y sin complicaciones: el vómito suele cesar al cabo de uno o dos días, la diarrea disminuye entre dos y siete días después. Por lo general, la gastroenteritis de origen vírico evoluciona de forma más leve que la desencadenada por bacterias.
• Para evitar que los virus o bacterias sigan extendiéndose, los pacientes y sus contactos deben seguir ciertas medidas higiénicas, como lavarse las manos a menudo.
• La gastroenteritis se conoce popularmente con la denominación de gripe estomacal, pero, aunque su nombre haga suponerlo, la gripe del estómago no tiene nada que ver con una infección gripal.
Úlcera gástrica o úlcera péptica de estómago
Es una herida profunda en una zona de la mucosa del estómago. La causa de este tipo de úlcera es, por lo general, una inflamación que merma la protección de la mucosa frente a los ácidos del estómago debido, principalmente a una infección
Causas:
En la actualidad se cree que los principales causantes son la bacteria Helicobacter pylori y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE). Se estima que una de cada diez personas sufre una úlcera de estómago en su vida. Las úlceras de estómago o úlceras gástricas

suelen afectar a las personas mayores de 50 años. En España entre un 15 y un 25% de la población sufren una úlcera de estómago en algún momento de su vida.
La toma de determinados medicamentos como, por ejemplo, los antiinflamatorios no esteroideos, el ácido acetilsalicílico o los corticosteroides.
El estrés.
El síndrome de Zollinger Ellison, una enfermedad que segrega altos niveles de la hormona gastrina.
El abuso de tabaco y de alcohol puede favorecer la formación de una úlcera de estómago. Por otro lado, una úlcera puede desarrollarse a partir de una gastritis.
Consecuencias:
• Dolor en el epigastrio
• Intolerancia ante ciertos alimentos
• Dolor tras la ingestión de alimentos o con el estómago vacío
• Náuseas
• Vómitos
• Ardor de estómago
• Pérdida de peso
Tratamiento:
Si la úlcera de estómago está causada por una infección por Helicobacter pylori, el tratamiento persigue erradicar al agente patógeno. En este caso, la tasa de erradicación es superior al 80%.
Si la úlcera de estómago está provocada por otras causas, el tratamiento se basa en un tratamiento con fármacos antiácidos que consiguen la cicatrización de la úlcera de estómago hasta en un 90-95% de los casos. Determinadas complicaciones de una úlcera de estómago como hemorragias gástricas o una perforación de la úlcera gástrica a través de la pared estomacal, hace necesaria una intervención vía endoscópica o quirúrgica.

Dieta e alimentación:
Se les recomienda evitar tomar alimentos y estimulantes que irritan las mucosas del estómago, como comidas picantes y muy calientes, café o alcohol de alta graduación
Síndrome disentérico
El síndrome disentérico (o diarrea disenteriforme o simplemente disentería) es una entidad clínica más específica que se caracteriza por evacuaciones numerosas, de escasa cantidad, compuestas fundamentalmente de moco y sangre con poca materia fecal, casi siempre acompañadas de cólicos, pujo, tenesmo y fiebre, e incluso, en ocasiones, de estado toxiinfeccioso.
Existen dos tipos
Disentería bacilar:
Esta es el tipo más común, se propaga por la bacteria del shigella. Esta empieza al consumir alimentos infectados que se multiplican al llegar al intestino. Los síntomas son: diarreas severas y dolorosas, en las que puede existir sangre y pus. Otros problemas al tener esta bacteria son los vómitos, fiebre de 40 grados y dolor abdominal, los cuales duran aproximadamente duran una semana
Es importante acudir al médico de cabecera para que sea el encargado de dar instrucciones y medicación para combatir la enfermedad. Lo más usual en el tratamiento de la bacilar, es que se rehidrate de forma oral al paciente. Esto se debe a que se ha perdido demasiado líquido debido a los vómitos y diarreas. En algunos casos, se debe hacer hidratación intravenosa, esto es porque el cuerpo está débil luego de la infección.
Disentería amebiana:
Este trastorno puede perdurar meses o años en el intestino. Puede pasar desapercibida, porque va creciendo con el tiempo. Los malos hábito de higiene propagan la infección (no lavarse las manos al ir al baño, comer con las manos sucias, tazas de baño sucias y que se tocan con la mano).
Causas:
Esta bacteria se contrae a través de una ameba o parásito que se encuentra en los alimentos. Además, es muy común que se propague por malos hábitos higiénicos, al no lavarnos las manos antes de comer, al ir a baños públicos, o no lavar adecuadamente los alimentos que ingerimos. Los problemas de higiene supone la posible adquisición de la disentería.
No es una enfermedad que se pase de persona a persona. Existen ciertos alimentos que ya están contaminados aunque se laven. Esta propagación existe muy a menudo en

zonas geográficas muy pobres, en donde el agua y los hábitos de higiene son muy limitados por la falta de recursos. Las personas comen sin lavar los alimentos y es ahí, en donde adquieren la enfermedad.
Consecuencias:
Los síntomas de las dos disenterías son similares, en el caso de la amebiana, el dolor y la hinchazón abdominal predominan. Las heces tienen más sangre y la defecación es dolorosa. Este parásito ataca directamente al intestino grueso, hasta hacerlo sangrar.
Prevención:
La forma más efectiva de prevención para no contagiarnos de este tipo de problemas gastrointestinales; cuando ya existe alguien cercano que padece la infección deben ser los siguientes. Lavarnos las manos al estar cerca de personas infectadas, y al ir al baño. Usar ropa, toallas y sábana por separado. Lavar y desinfectar los baños de forma gradual, con lejía y agua caliente. Cocinar por separado y lavar la comida que se prepara a menos 4 grados centígrados.
Tratamiento:
 Consumo de líquidos, sobre todo agua natural y agua de coco
 Paracetamol para combatir la fiebre
 Antibióticos que detengan el vómito y supriman la infección
Enfermedades gastrointestinales graves
Colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn:
Colitis ulcerosa:
Es una inflamación intestinal de evolución crónica y episódica que emana desde el recto y puede extenderse a todo el intestino grueso.
Enfermedad de Crohn:
Es una enfermedad inflamatoria crónica del tracto digestivo, que se manifiesta en forma de brotes. Normalmente, la inflamación se localiza en el íleon terminal, la zona comprendida entre el intestino delgado y el colon.

Causas:
La causa de estas enfermedades aun es desconocida. Los síntomas típicos incluyen diarrea con mezcla de mucosidad y sangre y dolor abdominal, suele presentarse en personas de 20 a 40 años de edad. Y en el caso de la enfermedad de Crohn, A veces, junto con la diarrea se manifiestan espasmos de dolor, un dolor tipo cólico que se produce, sobre todo, en el abdomen inferior derecho.
Consecuencias:
Puede conducir a pérdida de peso, complicaciones intestinales e infecciones en otros órganos. Si se prolonga durante muchos años la colitis ulcerosa aumenta el riesgo de cáncer intestinal.
Prevención:
Para mantener un óptimo estado de salud es de vital importancia una alimentación saludable y adaptada a cada persona.
Tratamiento:
Consiste en evitar la dieta individual y administración de medicamentos anti-inflamatorios. Si surgen complicaciones puede ser necesaria la cirugía. El diagnóstico de la colitis ulcerosa se realiza mediante colonoscopia, rayos X, ultrasonido y exámenes de sangre y heces. El tratamiento de la enfermedad de Crohn depende de la gravedad de la enfermedad. El tratamiento se basa en las siguientes pautas:
• Medicamentos para inhibir la diarrea
• Tratamiento con cortisona
• Antiinflamatorios
• Fármacos para suprimir el sistema inmunológico
• Intervenciones quirúrgicas
El tratamiento puede reducir las molestias hasta en un 70% de los pacientes de enfermedad de Crohn. Hasta hoy la enfermedad de Crohn no se puede curar totalmente. En el curso de la enfermedad, las intervenciones quirúrgicas son a menudo necesarias.
Dieta e alimentación:
Para tratar la enfermedad y Aunque se den pautas alimentarias generales, hay que insistir en que se deben adaptar a la fase en la que esté la enfermedad y la manera como la viva cada persona. Se la llama fase activa cuando aparece un brote, que puede ser de intensidad leve, moderada o severa en función de la sintomatología que presente.

Ante un brote, se recomienda aplicar primero medidas dietéticas, que en función de la intensidad del brote serán:
1. La alimentación en el brote agudo
2. La alimentación en el brote moderado
3. La alimentación en el brote leve.
1. La alimentación en el brote agudo
Ante un brote agudo, lo más frecuente es que sea suficiente seguir una dieta (alimentación oral). Pero a veces es necesario aportar nutrientes al tubo digestivo a través de una sonda (nutrición enteral) o por vía sanguínea (nutrición parenteral).
1.1 Dieta oral
No hay consenso sobre la dieta más indicada a seguir en la enfermedad inflamatoria intestinal. Estos modelos de dieta se basan en pautas que favorecen la consecución de los objetivos del tratamiento dietético indicados en la enfermedad inflamatoria intestinal.
Cuando el brote de la enfermedad es severo y la vía oral se tolera bien o no está contraindicada.
Después de un ingreso hospitalario por complicaciones de la misma enfermedad.
Características de la dieta
Hiperproteica. Las personas que en situación de brote tienen pérdidas de sangre en las heces y fiebre, necesitan aumentar la dosis de alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos y otros). Por esta razón hay que incluir como mínimo en las 3 comidas principales alimentos proteicos como pescado blanco, carnes magras, postre de soja o clara de huevo.
Hipercalórica. Las necesidades energéticas diarias en la fase activa de la enfermedad son más elevadas que en situación de remisión, a causa del estrés psicológico o quirúrgico o de las posibles infecciones. Se deben hacer un mínimo de 3 comidas principales, más 1 ingesta a media mañana, otra a media tarde, y añadir una colación por la noche, si fuera necesario. La suma de las 5-6 comidas diarias ayudará a aportar las calorías diarias necesarias.
Hipolipídica. Grasas como el aceite de oliva y los alimentos grasos tienen un efecto lubricante sobre el intestino y facilitan las deposiciones. Ante un brote agudo en que las deposiciones son muy abundantes, se debe reducir la aportación de todo tipo de grasas para evitar un exceso de deposiciones. Por este motivo, hay que reducir la dosis de

aceite de oliva a 1-2 cucharadas soperas al día. Y no introducir otros alimentos ricos en grasa, especialmente alimentos ricos en grasa saturada como los embutidos o carnes grasas, que facilitarían la inflamación del organismo y, en consecuencia, también la del tubo digestivo.
De bajo contenido en fibra. En el brote agudo las deposiciones diarreicas son abundantes. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en fibra, especialmente fibra insoluble, como los cereales integrales, que tienen un efecto laxante. Sí se podrán ingerir pequeñas cantidades de fibra soluble, que retarda el ritmo de las deposiciones, como la zanahoria, la manzana cocida y el membrillo
Hidratante. A consecuencia de las deposiciones diarreicas se pierde mucha agua, que hay que reponer con la ingesta de bebidas como: agua, el agua resultante de hervir arroz, infusiones astringentes como el té diluido y suero oral.
De fácil digestión. Las EII producen la alteración del tubo digestivo y se debe procurar estimularlo el mínimo posible. Por lo tanto, habrá que aportar alimentos de fácil digestión como el pescado blanco, la compota de manzana y el arroz blanco cocido, entre otros.
Antiinflamatoria. Las EII se caracterizan por la inflamación del tubo digestivo. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en grasas saturadas (carnes grasas, bollería, embutidos, lácteos enteros o mantequilla) ácidos grasos trans (bollería, platos preparados, pastelería, galletas y precocinados, entre otros) y ácido araquidónico (lácteos enteros, carnes grasas o embutidos) con efecto proinflamatorio sobre el organismo.
Cocinada extremando las medidas higiénicas. Las EII provocan un bajón importante del sistema defensivo del cuerpo. Por este motivo, hay que tener un especial cuidado en la higiene cuando se cocina, ya que el organismo no estaría preparado para afrontar una posible intoxicación fruto de una incorrecta manipulación de los alimentos. Se deben seguir una serie de normas para evitarla:
Consejos: Alimentación saludable - la manipulación de alimentos
La olla exprés es un sistema de cocción muy indicado en estos casos, ya que la temperatura y la presión a que se cuecen los alimentos provocan la destrucción de casi todos los microorganismos.
Hay que tener en cuenta:
Alimentar en un lugar donde la persona se sienta cómoda, como la cama o el sofá.
Hacer ingestas de poco volumen y espaciadas (6-7 al día).

Masticar mucho y comer poco a poco, ensalivando correctamente los alimentos para facilitar el proceso de digestión.
Descansar entre 20 y 30 minutos después de cada comida en el sofá o en la cama con la cabecera levantada.
Alimentos aconsejados:
Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan y pastas sin gluten.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la de arroz o postre a base de bebida de arroz enriquecidos en calcio.
Leche desnatada sin lactosa.
Zanahoria hervida o licuada.
Pescados blancos como, por ejemplo, el bacalao (muy fácil de digerir), el rape y la merluza.
Carne magra como, por ejemplo, el conejo, el pollo o el pavo (sin piel).
Jamón ibérico (quitando la grasa visible). Es rico en ácido oleico, una grasa que predomina en el aceite de oliva y que tiene efectos antiinflamatorios y cicatrizantes.
Colas de gamba hervidas.
Clara de huevo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana o pera hervida o al horno.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero hay que valorar la tolerancia de cada persona.
1-2 cucharadas soperas (10-20 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas o al horno a temperatura mediana (180 ºC).

Cuando el número de deposiciones disminuya, hay que continuar con las pautas dietéticas en fase de brote moderado.
1.2.1 Nutrición enteral
La nutrición enteral consiste en administrar los nutrientes por vía digestiva, mediante una sonda de alimentación hasta el estómago, el duodeno o el yeyuno. Una vez finalice la nutrición enteral y se pueda reiniciar la alimentación por la boca, los alimentos se deberán reintroducir siguiendo las pautas indicadas en la dieta oral en el brote severo.
Indicaciones
En la enfermedad de Crohn
Cuando la dieta no sea capaz de cubrir el 50 % de las necesidades nutricionales diarias.
En determinadas infecciones en que el organismo necesita un aporte más elevado de nutrientes y energía.
En el caso que esté afectada una parte muy extensa del tubo digestivo.
En la colitis ulcerosa
Cuando, a causa de un brote agudo, sea necesario un tratamiento con esteroides o haya síntomas de malnutrición durante el tratamiento con esteroides.
1.2.2 Nutrición parenteral
La nutrición parenteral consiste en administrar una solución por vía sanguínea (intravenosa) que contiene todos los elementos nutritivos necesarios (proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales) para una correcta nutrición.
Cuando el brote de la enfermedad haya mejorado, se suspenderá la nutrición parenteral y, siguiendo las indicaciones del médico, se seguirá con la nutrición enteral o la dieta oral en brote severo.
Indicaciones:
Cuando por determinadas causas la persona no puede mantener un adecuado estado nutricional.
Cuando sea necesario que el aparato digestivo descanse.
En el caso que el tubo digestivo esté tan dañado que no acepte la nutrición enteral.

En general, tomar como guía un ejemplo de menú específico en el brote agudo puede ayudar a organizar la dieta
2. La alimentación en el brote moderado
Cuando el brote de la enfermedad se presenta de forma moderada.
Después de un brote severo.
Características de la dieta
Hiperproteica. Las personas que en situación de brote hagan deposiciones con sangre en las heces o que tengan fiebre, entre otras afecciones, necesitan aumentar la dosis de alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos y otros). Por este motivo hay que incluir, como mínimo en las 3 comidas principales, alimentos proteicos como, por ejemplo, pescado blanco, carnes magras, yogures y huevos.
Hipercalórica. Las necesidades energéticas diarias en la fase activa de la enfermedad son más elevadas que en situación de remisión, a causa del estrés psicológico o quirúrgico o las posibles infecciones. Se deben hacer un mínimo de 3 comidas principales, más 1 ingesta a media mañana, otra a media tarde y añadir una colación por la noche, si fuera necesario. Las 5-6 comidas diarias aseguran el aporte de las calorías necesarias.
Hipolipídica. Grasas como el aceite de oliva y los alimentos grasos tienen un efecto lubricante sobre el intestino y facilitan las deposiciones. Así pues, solo cuando las deposiciones empiecen a ser menos numerosas se puede aumentar la grasa, en forma de aceite de oliva, de una o dos cucharadas soperas a dos i tres cucharadas soperas al día, para asegurar el aporte de vitamina E (tiene efecto antioxidante y potencia el sistema defensivo del organismo), y de ácidos grasos esenciales (grasas que deben ser aportadas por alimentos como, por ejemplo, el pescado azul, las nueces y el aceite de oliva). La dieta no debe incluir otros alimentos ricos en grasa saturada como los embutidos o carnes grasas, que facilitarían la inflamación del organismo y, por lo tanto, también del tubo digestivo.
De bajo contenido en fibra. Cuando las deposiciones son menos abundantes se deberán seguir tomando alimentos ricos en fibra soluble como la zanahoria, para ayudar a retrasar el ritmo deposicional, y probar la tolerancia a otros alimentos como las judías verdes, la calabaza y el calabacín. Aunque contienen fibra son unas verduras suaves, no irritan el intestino y no son flatulentas.

Hidratante. Las deposiciones diarreicas provocan una gran pérdida de agua que hay que reponer ingiriendo bebidas como: agua, el agua resultante de hervir arroz, caldos vegetales, infusiones astringentes como el té diluido y suero oral.
De fácil digestión. Las EII provocan la alteración del tubo digestivo y se debe procurar estimularlo el mínimo posible. Por lo tanto, habrá que aportar alimentos de fácil digestión como el pescado blanco, las cremas de calabacín y el arroz blanco cocido.
Antiinflamatoria. Las EII se caracterizan por la inflamación del tubo digestivo. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en grasas saturadas (carnes grasas, bollería, embutidos, lácteos enteros o mantequilla) ácidos grasos trans (bollería, platos preparados, pastelería, galletas y precocinados, entre otros) y ácido araquidónico (lácteos enteros, carnes grasas o embutidos) con efecto proinflamatorio sobre el organismo.
Específica para la recuperación del intestino. En las EII en que hay una alteración del tubo digestivo, habrá que potenciar los alimentos ricos en betacarotenos (zanahoria, calabaza y calabacín, entre otros) zinc (marisco, pescado, carne, entre otros), flavonoides (frutas, verduras, te y soja) y probióticos (yogur) para ayudar a recuperar el buen estado del intestino.
Cocinada extremando las medidas higiénicas. Las EII provocan un bajón importante del sistema defensivo del cuerpo. Por este motivo, hay que tener un especial cuidado en la higiene cuando cocinemos, ya que el organismo no estaría preparado para afrontar una posible intoxicación fruto de una incorrecta manipulación de los alimentos. Se deben seguir una serie de normas para evitarla:
La olla exprés es un sistema de cocción muy indicado en estos casos, ya que la temperatura y la presión a que se cuecen los alimentos provocan la destrucción de casi todos los microorganismos.
Hay que tener en cuenta:
Hacer comidas de poco volumen y espaciadas (6 al día).
Masticar y comer poco a poco, ensalivando correctamente los alimentos para facilitar la digestión.
Descansar entre 20 y 30 minutos después de cada comida en el sofá o la cama con la cabecera levantada.
Alimentos aconsejados:

Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan dextrín (pan sometido a un proceso de torrefacción muy lento, a temperatura y tiempo controlado, que fragmenta el almidón en dextrinas, maltosas y otros disacáridos y hace que el pan sea mucho más fácil de digerir) o tostado y pastas alimentarias como macarrones o espaguetis, entre otros.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la bebida de avena o de soja y postre de soja enriquecidos con calcio.
Leche desnatada sin lactosa.
Cremas suaves con una base de patata y zanahoria, a las que se añade una pequeña cantidad de calabacín limpiado y pelado. Cuando se compruebe que se tolera se puede alternar con calabaza.
Judía verde hervida (mejor si es judía fina sin semillas ni hilillos) con patata.
Berenjena a la brasa y sin semillas. Una de las mejores maneras de comerla es hacer patata hervida o a la brasa, cortarla a rodajas, poner un poco de berenjena sobre cada rodaja y aderezarlo con unas gotas de aceite.
Pescados blancos, especialmente bacalao (de fácil digestión), rape y merluza.
El surimi (palitos de cangrejo) es un alimento que se tolera muy bien, ya que está elaborado a partir de pescado blanco hervido. Se puede utilizar como alternativa a un segundo plato o como decoración de primeros platos para hacer la dieta más variada.
Sepia, calamar o pulpitos cocinados en la olla exprés con verduras suaves como calabacín, zanahoria y puerro.
Colas de gambas hervidas.
Huevo hervido (poner el huevo en agua fría y sacarlo cuando haga 8 minutos que hierve) mejor si es un huevo omega 3 (los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio en el organismo)– o en forma de tortilla francesa con muy poco aceite o con verduras suaves como tortilla de calabacín (pelado y hervido o cocinado en papillote) y patata. Para que la tortilla sea de fácil digestión se aconseja hervir las verduras con la patata y, cuando estén cocidas, añadirlas al huevo batido. Entonces se tira todo junto en la sartén con poco aceite.
Carne magra como, por ejemplo, conejo, pollo o pavo (sin piel).

Filete de cerdo, si es posible ibérico. Para cocinarlo se aconseja preparar una base de verduras suaves, como, por ejemplo, zanahoria, judía verde y calabacín (se puede añadir patata), y cocinarlo en la olla exprés o en papillote. Si se tolera bien, se puede intentar hacerlo con el filete de ternera.
Jamón ibérico (quitando la grasa visible) y jamón de pavo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana rallada o cocida o al horno, o pera hervida.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero se debe valorar la tolerancia de cada persona.
2-3 cucharadas soperas (20-30 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación (inferior a 1º; los más indicados son los < 0,4º) para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas o al horno a temperatura mediana (180 ºC).
Cuando el número de deposiciones disminuya, hay que continuar con las pautas dietéticas para la fase de brote leve.
En general, tomar como guía un ejemplo de menú específico en el brote moderado puede ayudar a organizar la dieta.
3. La alimentación en el brote leve
El brote de la enfermedad se presenta de forma leve.
Después de un brote moderado.
Características:
Hiperproteica. Las personas en situación de brote necesitan un aporte elevado de proteínas para ayudar a recuperar y cicatrizar la mucosa del intestino. Por este motivo, hay que incluir, como mínimo en las 3 comidas principales, alimentos proteicos como, por ejemplo, pescado blanco, carnes magras, yogures y huevos.
Hipercalórica. Para ayudar a recuperar o mantener el estado nutricional, se necesita un gran aporte de calorías. Por esta razón se harán un mínimo de 3 comidas principales, más 1 ingesta a media mañana, otra a media tarde y añadir una colación por la noche, si fuera necesario. Las 5-6 comidas diarias asegurarán el aporte de calorías necesario.

Hipolipídica. El aceite de oliva y los alimentos grasos tienen un efecto lubricante sobre el intestino que facilita las deposiciones. Por consiguiente, se aconseja seguir con 2-3 cucharadas soperas al día de aceite de oliva, como medida para no aumentar el número de deposiciones y al mismo tiempo asegurar el aporte de vitamina E (tiene efecto antioxidante y potencia el sistema defensivo del organismo) y ácidos grasos esenciales (grasas que deben ser aportadas con alimentos como el pescado azul, las nueces y el aceite de oliva). La dieta no debe incluir otros alimentos ricos en grasa saturada como los embutidos o carnes grasas, que facilitarían la inflamación del organismo y, por lo tanto, también del tubo digestivo.
De bajo contenido en fibra. Cuando las deposiciones sean menos abundantes se deberán seguir tomando alimentos ricos en fibra soluble, como la zanahoria, para ayudar a retrasar el ritmo deposicional, y probar la tolerancia a otros verduras suaves (endibias, escarola o alfalfa). A pesar de contener fibra no irritan el intestino y no son flatulentas.
Hidratante. Las deposiciones diarreicas provocan una gran pérdida de agua que hay que reponer con la ingesta de bebidas como: agua, caldos vegetales, infusiones astringentes como el té y suero oral.
De fácil digestión. Las EII provocan alteraciones del tubo digestivo y se debe procurar estimularlo el mínimo posible. Por lo tanto, habrá que evitar los alimentos de difícil digestión, como las carnes grasas, los fritos y los rebozados.
Antiinflamatoria. Las EII se caracterizan por la inflamación del tubo digestivo. Por consiguiente, hay que comer menos alimentos ricos en grasas saturadas (carnes grasas, bollería, embutidos, lácteos enteros o mantequilla) ácidos grasos trans (bollería, platos preparados, pastelería, galletas y precocinados, entre otros) y ácido araquidónico (lácteos enteros, carnes grasas o embutidos) con efecto proinflamatorio sobre el organismo.
Específica para la recuperación del intestino. En las EII que provocan una alteración del tubo digestivo, habrá que potenciar los alimentos ricos en betacarotenos (zanahoria, calabaza y calabacín, entre otros) zinc (marisco, pescado y carne), flavonoides (frutas, verduras, te y soja) y probióticos (yogur) para ayudar a recuperar el buen estado del intestino.
Cocinada extremando las medidas higiénicas. Las EII provocan un bajón importante del sistema defensivo del cuerpo. Por este motivo, hay que tener un especial cuidado en la higiene cuando cocinemos, ya que el organismo no estaría preparado para afrontar una

posible intoxicación fruto de una incorrecta manipulación de los alimentos. Habrá que seguir una serie de normas para evitarlo:
La olla exprés es un sistema de cocción muy indicado en estos casos, ya que la temperatura y la presión a que se cuecen los alimentos provocan la destrucción de casi todos los microorganismos.
Hay que tener en cuenta:
Hacer comidas de poco volumen y espaciadas (6 al día).
Masticar mucho y comer poco a poco, ensalivando correctamente los alimentos para facilitar la digestión.
Descansar entre 20 y 30 minutos después de cada comida en el sofá o la cama con la cabecera levantada.
Alimentos aconsejados:
Arroz blanco hervido, tostadas de arroz, fideos o macarrones de arroz y papillas de arroz.
Pan dextrín (pan sometido a un proceso de torrefacción muy lento, a temperatura y tiempo controlado, que fragmenta el almidón en dextrinas, maltosas y otros disacáridos y hace que el pan sea mucho más fácil de digerir) o tostado, y pastas alimentarias como, por ejemplo, macarrones o espaguetis.
Patata y boniato hervidos o al horno.
Leches vegetales como la bebida de avena o de soja y postre de soja enriquecidos con calcio.
Lácteos (no leche), como los yogures desnatados, la cuajada, los quesitos bajos en grasa o el queso tierno bajo en grasa.
Cremas suaves con una base de patata y zanahoria, a las que se añadirá una pequeña cantidad de calabacín limpiado y pelado. Si se toleran bien, se podrán alternar con calabaza.
Judía verde hervida (mejor judía fina sin semillas ni hilillos) con patata.
Berenjena a la brasa y sin semillas. Una de las mejores maneras de comerla es hacer patata hervida o a la brasa, cortarla a rodajas, poner un poco de berenjena sobre cada rodaja y aderezarlo con unas gotas de aceite.

Verduras crudas como la zanahoria rallada natural, la endibia o la escarola y germinados como la alfalfa.
Pescados blancos, especialmente el bacalao (de fácil digestión), el rape o la merluza.
El surimi (palitos de cangrejo) es un alimento que se tolera muy bien, ya que está elaborado a partir de pescado blanco hervido. Se puede utilizar como alternativa a un segundo plato o como decoración de primeros platos para hacer la dieta más variada.
Sepia, calamar o pulpitos cocinados en la olla exprés con verduras suaves como calabacín, zanahoria y puerro.
Colas de gambas hervidas.
Huevo hervido (poner el huevo en agua fría y sacarlo cuando haga 8 minutos que hierve) mejor si es un huevo omega 3 (los ácidos grasos omega 3 tienen un efecto antiinflamatorio en el organismo)– o en forma de tortilla francesa con muy poco aceite o con verduras suaves como tortilla de calabacín (pelado y hervido o cocinado en papillote) y patata. Para que la tortilla sea de fácil digestión se aconseja hervir las verduras con la patata y, cuando estén cocidas, añadirlas al huevo batido. Entonces se tira todo junto en la sartén con poco aceite.
Carne magra como, por ejemplo, conejo, pollo o pavo (sin piel).
Filete de cerdo, si es posible ibérico. Para cocinarlo se aconseja preparar una base de verduras suaves, como, por ejemplo, zanahoria, judía verde o calabacín (se puede añadir patata), y cocinarlo en la olla exprés o en papillote. Si se tolera bien, se puede probar con el filete de ternera.
Jamón ibérico (retirar la grasa visible) y jamón de pavo.
Plátano maduro (sin corazón y sin hilillos).
Manzana o pera cruda.
Membrillo.
Licuados a base de zanahoria y manzana o pera. Son recomendables porque no contienen fibra, pero se debe valorar la tolerancia de cada persona.
2-3 cucharadas soperas (20-30 ml) de aceite de oliva virgen de baja graduación para cocinar y aderezar.
Alimentos cocinados al vapor, hervidos, en papillote, con microondas y al horno a temperatura mediana (180 ºC).

Si los alimentos que se van introduciendo en la dieta se toleran bien y no reactivan la enfermedad, se puede continuar con las pautas dietéticas en fase de remisión.

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